domingo, 5 de octubre de 2014

Vidas y luchas


Vidas y Luchas de VC - Tomo II - Jorge Weisz y el clasismo en el Ingenio Ledesma, Jujuy

SERGIO ORTIZ


Yendo de la “Facu” al ingenio

Jorge Weisz estudió hasta cuarto o quinto año en la Facultad de Ingeniería de la UBA, toda una cantera de cuadros bajo la conducción política estudiantil de Eduardo Gabriel “Lelel” Horane a fines de los ´60 y principios de los ´70. La agrupación se llamaba MUR, luego MUR-TUPAC, conducía el Centro de Estudiantes “La línea recta” y por eso tantos compañeros desaparecidos del movimento estudiantil procedían de esa casa de estudios. Hablo de Weisz, Mauricio Poltarak, Saúl Micflic, Hugo Waisman, Héctor H. Cavallo, el propio “Lelel” y tantos otros.

VC lo había contactado a Jorge en uno de los llamados Campamentos Universitarios de Trabajo (CUT), allá por 1968, lo mismo que a su compañera, Dora Requeni, docente. Creo que ese CUT fue en el noroeste del país, en Tartagal (Salta) en un poblado de los aborígenes chiriguanos. Y luego de cierto tiempo se les propuso ir a vivir y trabajar al pueblo Libertador General San Martín, localidad también conocida como Ledesma, en Jujuy.

El centro de ese universo era el Ingenio Ledesma, de las familias oligárquicas Arrieta y Blaquier. Ellas se conducían como un verdadero poder feudal en toda la provincia. Todo les pertenecía: las tierras, los surcos, las plantaciones, el ingenio, las máquinas, las viviendas, las escuelas, el agua, la luz, la policía, etc. Y por supuesto contaban como propias a las autoridades municipales, provinciales y más de una vez a las nacionales también. Aunque en Orán, Salta, lo mismo ocurría con el ingenio San Martín del Tabacal, del oligarca Robustiano Patrón Costas, que era la referencia política conservadora a nivel nacional cuando en 1945-1946 surge el primer gobierno peronista.

Jorge y su mujer llegaron en 1970 a ese lugar, Ledesma, dejando aquél los estudios universitarios faltándoles pocas materias. Era un caso más de proletarización, de marcha de los estudiantes a las fábricas para fundirse con las masas laboriosas, como recomendaba la experiencia internacional de la construcción de los partidos marxista-leninistas. Según la concepción leninista, a la clase obrera el marxismo o socialismo científico le llega “desde afuera”, y ese es el rol de puente que debe cumplir la intelectualidad revolucionaria. De lo contrario la clase proletaria se queda en su lucha sindical y los intelectuales en un conocimiento libresco o academicista, divorciados.

Dora afirma en un reportaje posterior, de 1998, que “para pensar como la clase obrera Jorge creía que había que vivir como la clase obrera”.

El camarada Weisz aceptó gustoso ese desafío, porque en esos campamentos de trabajo había visto el rostro doliente de la pobreza extrema y quería hacer cosas para cambiar el mundo. En Jujuy “aterrizó” como electricista del Ingenio, lo que le permitía cierta capacidad de movimientos dentro de la fábrica, para desplazarse de una sección a otra, por entonces la mayor en su tipo en Latinoamérica. Tenía cerca de 10.000 empleados entre los obreros del ingenio y los que trabajaban en los surcos, sembrando y cosechando la caña, más los derivados de la misma para la fábrica de papel.

El camarada dejaba los volantes firmados por “Grupo de Obreros del Ledesma” (GOL) y “Comisiones Obreras” en los baños del establecimiento o los sembraba por allí, sin ser visto. Eran condiciones duras no sólo por la dictadura de la “Revolución Argentina” en general (1966-1973) sino también porque en Jujuy se vivía como si fuera una estancia de los Blaquier, manejada con rienda corta y mucho látigo. El que molestaba a la patronal era echado como un perro del ingenio y puesto de patitas a la calle de la localidad. Allí –como ya se dijo- todo era propiedad de los Arrieta-Blaquier.

Muchos años después un par de películas pintaron de cuerpo entero esa época de explotación. Una de ellas es “Diablo, Familia y Propiedad”, del realizador rosarino Fernando Kirchmar con guión del mismo director e idea original del militante salteño de pueblos originarios Agustín “Bocha” Fernández. Allí se ven a miles de asalariados explotados vilmente, arrancados de sus localidades en el interior de Jujuy, Salta, Formosa, Chaco y Bolivia, en tanto la señora Nelly Arrieta de Blaquier muestra sus mejores pilchas, “de Bogani”, en los programas de TV de Mirtha Legrand. Entre los explotados de la primera época sobresale la masa de indígenas, privados de todo. Eran principalmente tobas, chiriguanos, tapietes, ava guaraníes, etc.

Olga Márquez de Arédez dijo que a través de la labor de su esposo médico supo que morían cada día entre 10 y 15 niños hijos de esas comunidades indígenas. Los reclamos del doctor Luis Arédez a la empresa para que pagara mejores servicios a esa gente desposeída terminaron con un súbito despido. (1)

La oligárquica dama de Blaquier, ajena a esos sufrimientos, afirmaba que como condición para que Argentina progresara, “los argentinos tienen que querer trabajar”. Por entonces su ingenio había despedido a miles de trabajadores, reemplazados por maquinaria para el corte de la caña.

La falta absoluta de derechos era así hasta que llegó el camarada Weisz y empezó su trabajo de hormiga desde adentro. No estaba solo porque desde afuera del ingenio poco tiempo después ya colaboraban con él otros compañeros de VC como Ernesto Szerszewicz (“Jaio”), Osvaldo Balbi (“Rafael”) y Arnaldo Zamparini (“Aldo Sampanini”), además de la propia Dora, la esposa de Jorge, que era docente. (2)

Así estalló la primera huelga en 1972, organizada por Jorge, que para entonces se había ganado la confianza y el apoyo de amplios sectores de la fábrica. Para tener una idea más concreta de lo pionero y de vanguardia que fue lo suyo, hay que decir que la última huelga allí se había producido en…1949. Tenía que llegar y militar un comunista convencido y sus camaradas de VC para que se cortaran esos casi 25 años de ininterrumpida explotación patronal sin mayor resistencia obrera.

Esos avances de la lucha hicieron que Weisz ya no fuera más el militante clandestino en Ledesma; tuvo que salir públicamente a organizar a sus compañeros, discutir con los jefes, hacer personalmente los reclamos. (3)

Frente a la emergencia de un dirigente de clase excepcional, los Blaquier primero quisieron comprarlo, como seguramente habían hecho más de una vez en el período anterior. Ese había sido el reaseguro perfecto de la “paz social” de los sepulcros y la resignación de las bases: la compra-venta de los dirigentes gremiales.

La patronal citó a Jorge y le ofreció mucha plata para irse de Jujuy y volverse a Capital Federal. Le ponían a disposición dinero equivalente al precio de dos camiones grandes cero kilómetro. El camarada no contestó nada en esa entrevista y optó por convocar a una inmediata asamblea de trabajadores donde hizo la denuncia de esa maniobra de la empresa.

Por supuesto que, con ese aval de los compañeros, Jorge rechazó el intento oligárquico. Era de los hombres y mujeres que no tienen precio. (4)


Weisz y el clasismo

Era un secreto a voces que el camarada iba a ser represaliado por la patronal azucarera. Era cuestión de tiempo. Esta iba a elegir el momento más propicio para tomarse revancha por semejante atrevimiento, de haber generado conciencia obrera y reclamado mejores salarios y condiciones de trabajo.

Y finalmente se concretó el despido. Pero Jorge y su familia se quedaron afincados en pueblo Libertador San Martín, organizando la lista que en 1973 ganaría las elecciones del sindicato. Le pusieron Lista Celeste, y la consigna fue muy concreta y comprensible de lo que estaba en juego en esa pulseada: “Celeste o Ledesma”. Eran ellos o nosotros, Patria o Muerte, Liberación o Dependencia, adecuado al lugar.

Allí trabajaron duro todos los compañeros Jorge, Dora, Jaio y Rafael, más otros trabajadores que ya habían crecido como activistas sindicales muy valiosos. Entre éstos se destacaba Melitón Vázquez, elegido como secretario general de la lista que llegó a la victoria. A partir de allí el gremio consiguió numerosas conquistas para sus trabajadores, planes de vivienda y otros logros.

El médico Arédez, de origen político radical, fue elegido intendente del pueblo por el Frente Justicialista. En general hubo mejores aires políticos a nivel nacional, con la retirada de la dictadura del general Lanusse en mayo de 1973. El nuevo intendente comenzó a cobrar impuestos a Ledesma, que protestó muchísimo porque nunca antes los había pagado. Y seguramente esta es una de las razones por las que los Blaquier le bajaron el pulgar al doctor Aredez, que el 24 de marzo de 1976 fue detenido y trasladado a la cárcel de La Plata durante un año. Volvió a trabajar como director del Hospital de Fraile Pintado y en mayo de 1977 fue directamente desaparecido. (5)

En los ´70 llegó a Jujuy el abogado Carlos Patrignani, venido desde Córdoba porque VC se lo requirió, a colaborar como letrado del nuevo gremio (ver “Los abogados desaparecidos” en este volumen, capítulo de Américo Soto). El aporte de Carlitos fue extraordinario, reconocido por propios y extraños.

La patronal, como la corriente oligárquica de las Fuerzas Armadas, consideró prudente dar un paso atrás y empezar a tejer su revancha lo más pronto posible.

El sindicato recuperado de Ledesma pasó a coordinar con otros gremios de la Federación Azucarera Regional, con temáticas comunes en Salta y Tucumán. Los Patrón Costas, los Nougués y los Blaquier, de un lado; los trabajadores, con Jorge Weisz jugando un rol dirigente político-gremial, del otro.

Como en otras provincias, luego del breve período camporista y progresista, comenzó un viraje del peronismo hacia la derecha, con Perón e Isabel. Masacre de Ezeiza, crímenes de la Triple A, golpes de Estado contra gobernadores progresistas, etc, en fin, una historia conocida.

En el caso de Jujuy el gobernador Snopek y su ministro de gobierno, capitán de Ejército (retirado) Antonio Paleari, denunciaron un supuesto “complot subversivo” en Ledesma y toda la zona del ramal. Acusaron a Weisz y VC de ser los responsables de ese plan ilegal y en consecuencia detuvieron al sindicalista y el abogado Patrignani.

El golpe de Estado sorprendió a ambos, Jorge y Carlos, en la cárcel de Villa Gorriti, Jujuy, donde fueron secuestrados por los militares en diciembre de 1976. Para no dejar rastros, fraguaron la farsa de su “liberación” pero los desaparecieron desde el interior del penal.

En ese caso concreto, y por supuesto en tantísimos más, se vio cómo operó la complicidad de la derecha peronista con la dictadura militar: aquella pavimentó el terreno para el avance del terrorismo de Estado y la dictadura completó el trabajo sucio hecho por esa derecha de Snopek-Paleari.

Paleari fue en 1994 nuevamente ministro de gobierno en Jujuy en tiempos de Carlos Menem y las luchas de los estatales y desocupados jujeños lograron su renuncia. Veinte años después, seguía tan reaccionario y represor como en tiempos en que había perseguido a los dirigentes sindicales del Ledesma y VC.


Contar la verdadera historia

Aunque contiene algunas valoraciones políticas que nuestro Partido no comparte, es interesante el relato de esta parte de la historia en Jujuy en la visión de la docente, escritora y pintora Olga Demitrópulos. Ella fue elegida por la Unión de Mujeres de la Argentina (UMA) como mujer destacada por su aporte a la investigación y rescate de la cultura regional, otorgándole la mención "8 de Marzo Margarita de Ponce" correspondiente al año 2000.

Ella se refiere tanto a la época de Jorge y Patrignani como al momento posterior, cuando es elegido Vázquez en el sindicato y llega la represión del gobierno peronista.

Dice Demitrópulos: “Fueron muchos años de falta de protagonismo sindical, hasta que arribando a la década del setenta –con la vuelta de la democracia del ´73- se produjo un cambio sindical de mucha euforia. Gente venida del sur con grandes conocimientos políticos y gremiales, técnicos idóneos en política internacional portando experiencias librescas, llegaron con intención de poner en práctica fórmulas consideradas infalibles. Aunque tenían estudios superiores, entraron a trabajar en la fábrica de azúcar Ledesma como simples obreros; así fue como llegó Jorge Weisz, un enviado de Vanguardia Comunista Internacional de tendencia maoísta. Llegó recién casado con Dora Requeni, profesora en Ciencias de la Educación, también protagonista carismática de extensión ideológica. Dos hijas tuvo el matrimonio en los años que vivieron entre nosotros; una tercera les nació ya en la cárcel de Jujuy donde fueron llevados antes y después del golpe militar del ´76”.

Continúa ese relato: “Era gente muy joven consagrada por entero al gremialismo experimentado y comprobado en China Comunista, un pueblo que antes de la revolución maoísta, estaba detenido en el tiempo, como nosotros. Conocer el terreno y enseñar los nuevos sistemas gremiales sin oponerse al progreso empresarial; he ahí el por qué de la presencia de los Weisz en Ledesma. Otro protagonista importante de aquellos tiempos fue el chaqueño Melitón Vázquez, un obrero electricista, que sin tener en absoluto la formación intelectual de Jorge Weisz, supo aprender de él con suma inteligencia, las formas teóricas de una organización gremial. Fue ´un hombre de Weisz´ catalogado como tal, amigo y heredero de los planes que conducirían a la conquista de un sindicato libre, un sueño considerado casi imposible en el ingenio Ledesma”.

Más adelante dice esta autora: “Jorge Weisz fue detenido y enviado a la cárcel de Jujuy en 1974, unos días antes que su mujer Dora, durante la época isabelina. Ambos fueron juzgados por tribunales jujeños, como subversivos, y condenados a dos años de prisión, sin embargo cuando estalló el golpe militar marzo del 76 los encontró encerrados en la cárcel de Villa Gorriti en Jujuy, faltándole poco tiempo para completar la sentencia. Dora fue trasladada a Buenos Aires, y junto a sus tres hijas, tuvo que expatriarse a Europa. Jorge quedó en la cárcel de Jujuy, y allí fue muerto por policías y ejército represivo, ´en la misma cárcel´ según algunos testigos, antes de terminar el año 1976. Hoy se lo incluye en la lista de desaparecidos de Ledesma, Jujuy”.

“Mientras tanto el chaqueño Melitón Vázquez completó la tarea gremial iniciada por Weisz, estableciendo contactos con obreros del campo y lotes rurales, ampliando en gran medida la influencia de origen sindical, nunca visto antes por gente sin organización de protección laboral. Hubo elecciones, y Melitón fue elegido Secretario General del Sindicato Ledesma. Había delegados que lo acompañaron en la riesgosa tarea de peticionar mejoras ante los jefes; éstos fueron Vargas, Carlos Figueroa, Arancibia, Maza, Medina, Julio Arroyo, etc., muchos de ellos hoy en día en lista de desaparecidos”, recuerda la profesora.


“El destino de Melitón Vázquez fue –ni más ni menos- una película de acción. Su prestigio había crecido de manera crucial pero enorme, y el régimen militar y el ingenio Ledesma no lo podían tolerar. Hizo cosas a favor de los trabajadores que nunca antes ni después se volvieron a conseguir. Pero lo más grande e importante fue haber logrado que la empresa con la ley 1418 de mejoras de viviendas instrumentada por el gobernador Snopek, antes de la llegada de los militares con Videla a la cabeza. Consiguió mejorar la ayuda social, salud, educación a los obreros sobre todo de lotes tan abandonados como el Talar y Vinalito. Llegó a ser considerado entre los principales dirigentes del país, junto a Tosco y Salamanca en Córdoba, Benito Romano en la dirección de la FOTIA tucumana, Alberto Piccinini en Villa Constitución”.

Sigue Demitrópulos: “Uno de los episodios convertido en leyenda aquí en Libertador, fue cuando Melitón fue llevado preso a Jujuy en 1975, y luego rescatado por la gente trabajadora. El mismo Melitón lo cuenta en ´La Injusticia Cojuda´ publicado en 1988:

"De vuelta de Jujuy nosotros nos encontramos rodeados de milicos. ¡Cómo había milicos en Ledesma! Llegamos y la gente ahí nomás abandona la fábrica y se reúne como a dos cuadras de donde estaba yo. Toda la gente del hospital abandona el trabajo y se agregan a los miles que ya estaban, viene gente de la Colonia, de los lotes, viene gente de todas partes.

Los milicos comienzan a ponerse nerviosos. Uno de ellos me dice que tenemos que hablarles porque podía suceder cualquier cosa. Dan orden de ponerse en posición para tirar, y entonces yo me ofrezco para ir a hablarles. "Vaya, vaya", me dice el militar y yo obedezco rápidamente.

Me arrimo a la gente y les digo, "compañeros resistan hasta que puedan, son los peronistas los que han mandado a intervenir el sindicato ya que están unidos a la empresa. Resistamos hasta donde más podamos". La gente me decía "de aquí no te vas más! Nosotros te vamos a defender!” Ahí nomás vinieron las balas y los gases. Se puso jodido, no se podía aguantar. Ahí aproveché y me metí en una casa, luego pasé a otra y a otra y me fui.

Y vino la persecución casa por casa, detuvieron a miles, mujeres y hombres, llenaron las cárceles de Jujuy. En todos los destacamentos tenían gente de Ledesma, en las calles día y noche vigilaban casas sospechosas, entradas y salidas del pueblo utilizando vehículos y toda clase de transporte. Varias veces estuvieron a punto de descubrirme pero no lo lograron. Pero de todas maneras pude salir en la camioneta de un amigo tapado en la cabina o encerrado en el baúl. Pude hacerlo por que los milicos me buscaban camino a Córdoba, pero yo me fui para el lado contrario por Tartagal, el Chaco Salteño y al final Bolivia".

A este testimonio de Melitón quiero agregarle lo que me manifestó Dora Requeni de Weisz en una conversación sostenida en su departamento de París, donde vivía exiliada, en 1984. Me informó que fue Vanguardia Comunista la organización que “guardó” a Melitón en varias casas, pese a todos los riesgos, en medio de esos operativos militares. Lo aguantó varios días y lo sacó luego en dirección a Bolivia. Dora me subrayó: “el Partido hizo eso a pesar de que Melitón ya no militaba con nosotros en ese momento”.

En ese momento le pedí a Dora más datos sobre la historia de lucha de VC en Jujuy y en particular sobre la vida de Jorge. Me dijo que ella confiaba en que esa historia de su marido la iba a relatar “el pueblo”. Le pregunté “quién del pueblo” y me contestó: “por ejemplo Melitón Vázquez”.

Le dije que sin perjuicio de esos testimonios y recuerdos de muchos compañeros y ex compañeros, que todos podían ser valiosos, lo importante era que el Partido tomara entre sus manos la tarea. Unos meses más tarde, posiblemente ya en 1985, tuve oportunidad de leer una larga entrevista a Vázquez en la contratapa de la revista “Entre Todos”, del Movimiento Todos por la Patria (MTP) donde él hablaba de su experiencia del Ledesma. Mencionaba a Piccinini, Tosco, Julio Guillán y otros dirigentes sindicales, pero se olvidaba de Weisz, su mejor maestro en la provincia del noroeste.

La historia de los trabajadores del Ledesma ha concitado la atención de escritores, documentalistas y cineastas, que enlazaron los acontecimientos de 1973 y 1974, como así también la represión correspondiente a la dictadura militar en julio de 1976, la del “Apagón del Ledesma”.

En esa ocasión la empresa se coludió con el Ejército, la policía y la gendarmería para provocar un apagón y -con la oscuridad- favorecer el secuestro de muchos obreros y vecinos de Pueblo Libertador San Martín y la cercana Calilegua.

No solamente puso las listas de obreros “peligrosos” para secuestrar sino que también prestó sus camionetas y otros vehículos para que el grupo de tareas militar dispusiera de mayor logística. Más de 300 personas fueron detenidas ilegalmente y torturadas, de los cuales 16 quedaron desaparecidas.

Entre otras producciones culturales sobre el Ledesma está el libro de Delia Maisel “Memorias del Apagón. La represión en Jujuy: 1974-1983” (ediciones MEDH, Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos, 2006). También el mencionado documental “Diablo, Familia y Propiedad” y la película “Sol de medianoche” producida por el periodista Eduardo Aliverti, etc. Allí se lo ve a Mario Paz (ex gerente de Relaciones Públicas de Ledesma) decir muy suelto de cuerpo: “Yo mismo despedí a 10.000 personas”. Paz también admite la delegación permanente de Gendarmería que había en la planta.

En esas películas y libros se difunden aquellas luchas, se denuncia la superexplotación de Ledesma, la represión patronal-militar en el “Apagón”, etc. También se difunden los ejemplos de lucha de Weisz y los otros sindicalistas, del ex intendente Arédez y su mujer Olga de Arédez, la Madre de Plaza de Mayo e infatigable luchadora en ese pueblo, lamentablemente fallecida en 2005 por la bagazosis, una de las enfermedades derivadas de la contaminación ambiental que los desechos del ingenio producen entre los habitantes del pueblo. En “Sol de medianoche” Olga denunciaba a fondo las enfermedades que contraían los pobladores de Ledesma y ella misma fue una víctima de esa contaminación.

Pero la lucha continúa. Todos los meses de julio hay una marcha de miles de personas desde Calilegua hasta Ledesma en repudio al operativo represivo del “Apagón”. De esas caminatas y actos participan los compañeros del PL que viajan desde Salta como parte de la delegación de la Asociación de Docentes e Investigadores de la Universidad Nacional de Salta (ADIUNSa).

En los años ´90 surge con fuerza la Coordinadora de Gremios Estatales de Jujuy, con Carlos “Perro” Santillán del SUOEM (Municipales), Fernando Acosta y Milagro Sala (ATE), etc. Sus luchas voltearon a cinco gobernadores en poco tiempo y dieron un formidable impulso a las luchas y el clasismo entre los trabajadores y los desocupados del norte y el resto del territorio nacional.

En el final de “Diablo, Familia y Propiedad” está filmado el acto en Ledesma de 1998, donde “Perro” Santillán homenajea a los líderes obreros e intelectuales caídos en la lucha de la zona, y hace especial mención de Jorge Weisz y Carlos Patrignani. Por nuestra parte hay que agregar los nombres de Pablo Bernard y Arnaldo Zamparini, cuyo hijo escribió en 2007 una carta al PL buscando datos de su padre. (6)

En octubre de 2008 se realizó en Jujuy la Constituyente Social convocada por la CTA en el orden nacional, de la que participaron 20.000 luchadores pertenecientes a centenares de organizaciones gremiales, sociales y políticas. La redistribución del ingreso, los derechos de los trabajadores, el seguro de empleo y formación, los derechos de los pueblos originarios, etc, estuvieron en el centro de las demandas.

Quiere decir que las luchas de los años ´70 y la sangre derramada por Aredez, Jorge, Carlitos, Pablo, Arnaldo, Jaio, Rafael y demás compañeros de diversas organizaciones sociales y políticas, no fue en vano.

Por su parte la familia Arédez, alma mater de esas marchas en julio, ha formado el Centro de Acción Popular Olga Márquez de Arédez (Capoma) y sus hijos Ricardo y Adriana Aredez han testimoniado en el juicio contra represores como Juan de la Cruz Kairuz. Este fue identificado como uno de los policías que participaron del operativo de 1977 con que allanaron la vivienda de la familia “llevándose un montón de cosas”. (7) 

Finalmente, en los actos que organiza la Comisión de Homenaje a los Desaparecidos, en las pancartas con la foto de Weisz que portan los docentes universitarios salteños en las marchas por “el Apagón”, en las charlas públicas de los dirigentes de PL, en los volantes en las fábricas, en las páginas de los dos libros ya editados sobre la historia partidaria, etc, siempre se destaca el valioso aporte de esos compañeros y compañeras a la historia del movimiento obrero del norte y toda la Argentina. Como dice la consigna de los organismos de derechos humanos: “En cada lucha ellos están”.

La fusión de la intelectualidad revolucionaria con la clase obrera y demás sectores populares explotados tuvo en el Ingenio Ledesma una de las experiencias más avanzadas. Por eso y por toda la experiencia realizada, desde el principio al final, es correcto que Jorge Weisz sea colocado en la lista de los dirigentes sindicales más importantes que fueron víctimas del terrorismo de Estado, junto con Agustín Tosco, Atilio López, René Salamanca, Marina Vilte, Enrique Juárez y muchos más.

La sangre derramada por Jorge y demás compañeros allá en el Norte educó más aún a VC, luego PL, en el odio a la oligarquía azucarera y las Fuerzas Armadas proimperialistas de ese tiempo que mantienen unas cuantas posiciones aún hoy en el aparato militar del Estado. También en que se debe mantener siempre en alto la guardia para impedir que la derecha peronista y la podrida burocracia sindical golpeen a traición, preparando como de costumbre el terreno para el avance ulterior del fascismo y el terrorismo de Estado.

Una Argentina donde ingenios como el Ledesma sean expropiados sin indemnización, la reforma agraria en las miles de hectáreas de esos oligarcas del norte del país y la creación de puestos de trabajo decente y bien pagos en toda la región, con salud y educación para las mayorías, es el sueño incumplido de todos esos compañeros que toca a las nuevas generaciones pelear para hacerlos realidad.


NOTAS:


1) “La misma cuenta la historia de la lucha de clases en el azucarero valle de San Francisco y cómo las familias dueñas de la vida y de la muerte en esa zona, los Blaquier y los Patrón Costas utilizaron el resorte simbólico del Familiar, para sembrar el terror entre la mano de obra semiesclava que arrancaban de las comunidades de pueblos originarios que rodean el Valle con la ayuda del ejercito desde mediados del siglo XIX. El Familiar es un diablo al que los dueños del Ingenio alimentan con sangre humana a cambio de la prosperidad de los suyos. La película llega hasta nuestros días con los conflictos por la desocupación en la zona, pasando por la época de los setenta con el surgimiento del sindicalismo clasista que supo sembrar hasta nuestros días la semilla de la rebelión, aunque fue duramente castigado por los milicos y sus amos civiles”, dice en octubre de 2009 la gacetilla de difusión de Cine Insurgente, al comentar el décimo aniversario de la película “Diablo, Familia y Propiedad”.


2) Ernesto “Jaio” Szerszewicz fue retirado por el Partido de la zona del Ledesma, para preservarlo, y pasó a militar en la regional Buenos Aires. Allí fue secuestrado y desaparecido en 1978. Además de los homenajes que a él y demás camaradas organiza el Partido de la Liberación, la Comisión de Homenaje a los Desaparecidos, la Comisión de Sobrevivientes de El Vesubio y Proto Banco, etc, hay otros muy sentidos que llegan desde el movimiento de masas y otras entidades. Por ejemplo, el 25 de marzo de 2006 el Club Argentino Juniors inauguró un mural en el “Estadio Diego Armando Maradona”, de la Capital Federal. Jaio era hincha fanático de los “Bichos”, y el mural fue dedicado a él, al camarada Guillermo Moralli (dirigente de TUPAC también desaparecido en El Vesubio), y a otros tres militantes populares: Horacio Héctor Moreira, Américo Jorge Marchetti y Julio Sanmartino. Fuente: Memorias en la Ciudad, publicado por Memoria Abierta, Ediciones Eudeba, pág. 209. En la ocasión, Carlos Russo, ex militante de VC y actual directivo del club de la Paternal, expresó: “nosotros creemos, desde Argentinos Juniors, que es muy importante la participación en este acto, ya que el deporte argentino en general y el fútbol en particular tienen una deuda muy grande con la sociedad argentina. Han servido para lavarles la cara a los militares de la dictadura, han servido para generar distracción de los verdaderos problemas, de lo que estaba pasando en esos años en el país”.


3) Olga Márquez de Arédez, la viuda del ex intendente Arédez, también desaparecido en Ledesma, hablando en la referida película de Krichmar, afirma que “Jorge Weisz hacía una gran tarea de organización entre los obreros del Ingenio, los organizaba, iba en bicicleta casa por casa y los llevaba a las asambleas; Jorge era comunista”. “Jorge traía las nuevas ideas de organización de un sindicalismo diferente”, completa Olga. Su hijo Ricardo Arédez, por su parte, organizador de las marchas por el Apagón en julio de cada año, también elogió el trabajo que Jorge Weisz hizo en la zona. En 2007, en ocasión de un homenaje a su madre ya fallecida por entonces, Ricardo me expresó en la Plaza de Mayo: “hay que hacerles una película a Jorge y Carlitos, para rescatar toda su historia allá en Jujuy; me lo pidió encarecidamente mi madre antes de morir”.

4) En una conversación de mediados de 2009, Jorge Watts, sobreviviente del campo de exterminio “El Vesubio”, me contó que en 1974 fue amenazado de muerte en el despacho de José López Rega por otros miembros de ese ministerio y de las fascistas AAA. Querían que abandonara su tarea sindical (era delegado de ATE). Jorge dijo que al volver caminando hacia su lugar de trabajo pensó mucho en la actitud que había tenido Jorge Weisz y cuando llegó a la oficina, hizo lo mismo que él: denunció los hechos a los compañeros de trabajo y permaneció en su tarea sindical. Cuatro años más tarde fue secuestrado y torturado en “El Vesubio”. Felizmente sobrevivió.

5) La patronal del Ledesma se las ingenió para eludir el pago de esos impuestos reclamados por el intendente. En la Marcha del Apagón de 2005, para despedir los restos de su madre Olga, Luis Arédez (hijo) se preguntaba: “Mucho me preocupa, como hijo de Luis Ramón Arédez, saber qué pasó con el cobro de impuestos que debe abonar al Municipio local la empresa Ledesma. En 1973, cuando mi padre era intendente, sólo un mes Ledesma pagó al Municipio”. Como se verá, la política de la oligárquica Mesa de Enlace que en 2008 y 2009 se negaba a abonar los impuestos o retenciones sobre la venta al exterior de la soja, tenía frondosos antecedentes.

6) En esa carta Julio César Zamparini, le decía al PL: “soy hijo de Arnaldo Zamparini, quien fue secuestrado el 03 de Marzo de 1976 en San Salvador de Jujuy y que hoy figura como desaparecido. Se lo llevaron de mi casa 5 personas (civiles), armadas, en un auto Ford Falcon. Se fueron y automáticamente apareció la policía, por ello mi madre se presentó en la Central con mi abuelo que reconoció el auto porque estaba estacionado afuera del edificio. Un comisario de apellido Jaig habló con mi madre (docente en esa época) y le recomendó que no hiciera más preguntas si quería tener al bebé (el bebé soy yo). Según denuncia de sus familiares, ese mismo día secuestran un amigo íntimo de mi padre, Pablo Bernard, que también hoy está desaparecido. Sobre mi papá sé que era nacido en Lanús, provincia de Buenos Aires. En Jujuy trabajó en una cuprífera que estaría ubicada en el camino a las termas de Reyes; le decían Aldo o el Chacal. Sobre la militancia política creo que estaba en Vanguardia Comunista y aparentemente habría tenido actividad política en el frigorífico Wilson”.

7) Diario Página/12, 16 de setiembre de 2009.





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